martes, 7 de septiembre de 2010

Todo comienza a girar

Unos días después, un fin de semana, le pedí que me preparase un espectáculo, y ella sacó un colchón de la habitación de invitados y lo tiró en el suelo del salón. Puso música y comenzó a bailar mientras se quitaba la ropa. Yo no me movía del sillón y al quitarse el sujetador se quedó sólo con las braguitas. Tenía y tiene un cuerpo estupendo a pesar de que ya había tenido dos hijos, se tumbó en la cama y comenzó a masturbarse apartando la tela de sus braguitas. Yo estaba excitadísimo, y ella levantó las piernas a lo alto y se deshizo de la prenda que le quedaba.

Tumbada como estaba empezó a magrearse sus maravillosas tetas y a abrir lo más posible sus piernas lo que me permitía una vista inmejorable de su portentoso coño. Sabía que no debía moverme de donde estaba hasta que ella no me lo pidiera y pude disfrutar de la sorpresa que vino a continuación. Yo no la había visto pero al colocar el colchón había escondido detrás una zanahoria que en ese momento sacó a escena. Comenzó a masturbarse con ella de forma increíble, sacándola, metiéndola, hasta que parecía que iba a desaparecer dentro. Cuando se corrió, salió una gran cantidad de liquido de su chichi.

Se levantó y se subió a horcajadas encima de mí, se acercó y me dijo al oído: - ¿Por qué no llamas a un amigo y continuamos la fiesta los tres? - No sabía a quien llamar, pensé en unos hermanos gemelos que eran mis mejores amigos. Sus nombres son Julio y Carlos. No es que pensara llamar a los dos a la vez, pero a uno de los dos para empezar, sí. Nunca había hecho nada sexual con ellos, pero sabía que les iba la marcha, alguna vez había fantaseado con masturbar y chupar la pija de Julio, o de que se follaba a Motse, delante de mí, o de que me metía en la cama con él y su novia.

Los dos vivían solos y juntos ya que la novia de Julio trabajaba en otra ciudad, tenían veintitantos años y un cuerpo delgado y no musculoso, no muy altos pero tampoco bajos, vamos el tipo ideal de chico tanto para mi novia como para mí. Marque el número y no contestaron. A principios de los años noventa los teléfonos móviles estaban poco generalizados y no los encontré. Antes de terminar las averiguaciones Montse me estaba masturbando con la mano derecha y con la boca continuó una maravillosa mamada. Me termine de desnudar y la tiré contra el respaldo del sillón, la separe las piernas le introduje mi tranca en su jugoso coñito, al estilo perro.

A algunos les parecerá que tras la rica felación es exagerado la rapidez con la que me recuperé pero tengo otros defectos, pero no es ese uno de ellos, y menos en aquella época. Fue también un rico polvo y en el momento de correrme le apreté las tetas con ambas manos. Como ella no lo había conseguido le trabaje su cosita con mi lengua y mis dedos hasta que, con caricias en sus tetas enrojecidas y otros trabajitos, llegó al clímax. El trío no se había podido llevar a cabo pero ya estaba en camino, estaba claro que los dos lo deseabamos, era cuestión de tiempo que otra estaca separara los labios del sexo de mi chica.

Un viernes quedamos con Julio y Carlos para tomar unas copas en el barrio céntrico donde vivían, pero sólo se presentó Julio. A la hora de marcharnos a casa, él dijo que si no nos importaba, que se quedara a dormir en nuestra casa del extrarradio, cosa que había hecho otras veces, antes de que yo saliese con Montse. Mi amigo se solía acomodar en el salón viendo videos porno en una televisión grande que teníamos, pero esta vez no iba a ocurrir de esta manera, ya que le teníamos preparada una sorpresa, por lo menos yo lo tenía muy claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario