viernes, 5 de agosto de 2011

Mátame camión


Al día siguiente nos despertamos desnudos los tres y muy cansados. Julio se fue directo a la ducha. Estaba un poco cortado, no se si por lo que había o por lo que no había pasado. Cuando llevaba el agua un rato sonando, nos levantamos, sin decirnos nada, y nos fuimos hacía el baño. La bañera era bastante pequeña y al pasar la puerta, Julio, que estaba sentado, y sin echar la cortina, se levantó. Montse entró en la pila, y el chico, diciendo que había terminado, se disponía a salirse. Ella no se lo permitió, y él, con delicadeza, le hizo agacharse dirigiendo su boca hacia su pija.

Empezó una felación, lenta y cuidadosa. Yo empecé a tocármela para ponérmela dura. Sin entrar en la bañera, ya que difícilmente se cabía, giré ligeramente el cuerpo de nuestra maravillosa hembra hacía la izquierda. Y con igual delicadeza y decisión le introduje, esta vez sí, mi pene en su linda “cueva”. Tras los “vaivenes” que hacíamos nosotros, ya que el chico se había apoyado en los azulejos, que tenía en su espalda, consiguió ponérsela todo lo tiesa que se podía. Montse se levantó y mi “cola” salió de su ubicación. Comenzó un intenso morreo con Julio y se arrimó a su sexo lo que no permitió que decayese el “ánimo” del invitado.

En varias ocasiones, mi amigo me había contado lo mucho que le gustaba el coito anal, y que su novia no tenía la misma afición. Entonces pensé en hacerle un regalo, que no sé si se merecía por quedarse dormido tan pronto. Me subí a la bañera, donde por estar todos de pie cabíamos, pero muy juntitos. Ellos seguían besándose, las manos de él en sus tetas, las de ella en la “pija”. Cogí un bote de gel de baño que estaba a la izquierda de Julio y le puse una poco de su contenido en el agujero trasero de Montse.

Esta forma de ayudar a la penetración anal me la había enseñado ella en otra ocasión. Extendí la crema por su cavidad e introduje un dedo para que se extendiera también por dentro. Supongo que en ese momento ella pensaría que iba a sodomizarla, pero lo que hice fue darle la vuelta y comencé a besar la boca que tanto rato llevaba besando nuestro amigo. Ella empezó a apretar su culo contra el “miembro” totalmente erecto de nuestro amigo. Yo mire a Julito a los ojos sin dejar de besar a mi amor, y él le fue introduciendo lentamente su “tranca” hasta que lo estuvo entera.

Empezaron los vaivenes que se fueron haciendo más fuertes. Yo deje de besarla y mis esfuerzos se dedicaron en ese momento a sujetarla mientras intentaba mantener el equilibrio, ya que de no ser así me hubiese sacado del recinto de la bañera. Empezaron los dos a jadear, la chica a abrir las piernas todo lo podía y a agarrarse fuertemente a mí. Con una de mis manos, cuando ya habíamos cogido la posición y el ritmo, comencé a tocar el sexo de la chica. Esto, además de lo agradable que era de por sí, me permitió sentir con mayor intensidad las “embestidas”.

En esta situación estuvimos un rato, ni corto ni largo, hasta que él soltó un gemido más grande, y Montse, ante la disminución de las embestidas, me largó un intenso morreo. Cuando los dos se relajaron, volví a girar a mi caliente mujer, y fue mi pene el que ocupó un trasero lubrificado y dilatado con gran facilidad. Empezó el movimiento en sentido contrario, pero Julio lo tenía más fácil para sujetarnos ya que contaba con la ayuda de la pared. Se produjo un momento de silencio en el que me pareció oír voces al otro lado de la pared del baño. La distribución de la casa de al lado había sido modificada, y nuestro baño colindaba con su salón-comedor, con lo que probablemente, mientras nosotros disfrutábamos, los vecinos estaban colocando la mesa para la comida. En otras ocasiones mientras te duchabas oías con claridad las conversaciones de la sobremesa de los vecinos.

Esto, en lugar de cortarme, me excitó más y continué la penetración y mis jadeos mientras nuestro amigo jugaba con sus pechos si se lo permitían los empujones. Cuando terminé nos dimos un fuerte abrazo los tres, aunque no la había sacado de su placentera ubicación. Creo que nuestro amigo disfrutó bastante de aquella penetración, y casi todas las ocasiones en que repetimos una “fiesta” con él, ha practicado el coito anal con Motse y yo, si ha sido posible me encargué de prepararlo para facilitarlo. Cuando lo hacemos ella y yo, en muchas ocasiones, no es necesaria esta preparación, ya que nos tenemos cogida la medida.

Nos terminamos de duchar y nos volvimos a la cama. Como yo tenía hambre me levanté a hacer la comida-desayuno y los dejé en la cama “follando”. Una vez terminé de comer y comprobé que habían terminado con lo suyo les dije que estaba la comida, y Julio se levantó a comer, pero Montse dijo que no tenía hambre. Con las fuerzas repuestas fue mi turno y “fornicamos” de una forma tradicional, pero muy placentera, ya que ella estaba excitadísima. Desde ese día, siempre que era posible, nuestras “orgías” las terminábamos haciéndolo nosotros dos solos, como “fin de fiesta”, y es el mejor momento de todos.

1 comentario:

  1. Hola Montse, hola afortudado!!

    Que delicia y que morbo y placer leerte como lo cuentas.Me puso al 100%.Si de por si, hoy estoy super caliente,al leer tus lineas, me puse a tono,,,casi,casi me vine imaginando lo que es estar dentro de tu esposa!!
    Un beso para ella y un abrazo para ti
    Ricardo

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